Vivir buscando la verdad

Con esta aportación quisiera complementar el artículo de Solzhenitsyn. Digamos que una condición necesaria sería vivir sin mentira, pero hace falta más: vivir con verdad, que no es del todo equivalente. Y no lo es porque en mucho aspectos no sabemos cuál es la verdad, es decir, nuestra percepción de una realidad dada no nos aclara suficientemente cómo es esa realidad en sí misma, o tal vez nuestra percepción se aleja en mayor o menor medida de lo que esa realidad es en sí misma.

Consideremos por ejemplo el problema migratorio que se está dando en Europa. Nadie puede sentirse indiferente ante una persona que se juega la vida para mejorar su situación y la de su familia. Pero, ¿implica esto que haya que apoyar indiscriminadamente toda inmigración? Parece obvio que deben organizarse las cosas para que esas personas puedan vivir su dura  experiencia  del modo más satisfactorio posible, sin tener que jugarse la vida, con un trabajo asegurado, y en definitiva, con la garantía de una legalidad adecuada. Una visión aparentemente solidaria en realidad puede perjudicar mucho a esas personas, incluso provocando su muerte en el intento de llegar a Europa. Y perjudicar a tu propia sociedad, también a los emigrantes legales que forman parte de ella con todo derecho.  Y de paso  cooperando de hecho (aunque no se pretenda) con mafias que se lucran a costa de los emigrantes. Buscar la verdad en esta situación significa estudiar a fondo el problema, y elaborar unas políticas acordes con la realidad de las cosas, que hagan mejores las vidas de todos.

Muchos de nuestros infortunios se derivan de actuar de modo incongruente con la realidad. Las crisis económicas dependen en gran parte de las políticas que se aplican. Tenemos suficiente registro histórico para saber qué es lo que funciona y qué es lo que no, pero con demasiada frecuencia prima la ideología sobre el análisis cuidadoso de una situación dada. Como ciudadanos, es imperativo adquirir los conocimientos de economía suficientes para saber  apoyar las políticas adecuadas. ¿Cuál sería la mejor manera de organizar la sanidad? ¿Es razonable sufrir listas de espera kilométricas en muchos casos? ¿Cuál sería la mejor manera de organizar la educación? ¿Es razonable que alguien pueda llegar a una escuela de Ingeniería cometiendo errores garrafales en operaciones elementales? La bajada de nivel en las carreras técnicas ha sido de tal magnitud que nuestro desarrollo tecnológico seguirá por detrás de los países punteros, con el complemento premium de que gran parte de los que formamos  se marchan fuera porque no encuentran trabajo aquí.

Es más, ¿cuál sería la mejor manera de organizar la administración y el gobierno de la nación? En este país los ciudadanos somos rehenes de los partidos políticos: la gente que está en las listas electorales se debe a sus jefes, y no a sus votantes. Nuestro sistema está lleno de incentivos para la corrupción y el despilfarro. Los políticos son en general cortoplacistas, su horizonte está en los cuatro años, y después ya se verá. 

No es necesario presentar más ejemplos. Es claro que para ser realmente libres, para ser razonablemente dueños de nuestro destino,  debemos conocer bien el terreno que pisamos. Nuestra percepción de la realidad debe ser lo más parecida posible a cómo es la realidad en sí misma. Sólo así podremos avanzar con éxito. “La verdad os hará libres” dice Jesucristo en el evangelio de S. Juan (capítulo 8, versículo 32).

Vivir buscando la verdad significa vivir expandiendo la libertad, y solamente siendo libre se puede amar. Creo que estamos de acuerdo en que la vida feliz va asociada a la calidad de nuestra capacidad de amar, con lo cual la felicidad está estrechamente ligada con la verdad. Vivir buscando la verdad es el modo razonable de ir por la vida, al menos si uno pretende ser razonablemente feliz.